1 de julio de 2013

No pretende

No pretende batir marcas.
Su delirio.
Llegar a otro mundo.
El misticismo.
Un loco del presente,
contrario a la corriente del río existencial.
Busca la antimateria. Obsesión por el trabajo.
La locura.
Seductor, el huracán
de pasión.
El compulsivo, impulsivo. La repetición
obsesiva.
El trance africano.
El virtuoso que supera el común de los mortales.
El todo que recae lo más cerca posible
de sus dedos.
No busca la dificultad.
Es libre. Cree en el miedo.
Todo puede ser vuelto
a escribir por un humano mínimamente entrenado.
Lo importante es la armonía y rapidez de pensamiento
No le interesa ser expuesto.
No es un prestidigitador. No está en el circo.
Su delirio es pretendido, no pretencioso.
Siempre es consciente, pero quiere ir más lejos.
Más allá del ser.
Agradece poseer la técnica que le permita escapar.
Critica el virtuosismo, su virtud es otra.
Profundiza en la espiral
de esa dimensión espiritual.
Ordena el caos y lo armoniza.
Por fin libera
el placer intrínseco. El silencio innova.
Nuevos miedos y nuevos seres inocentes.
La perspectiva del raciocinio intelectual.
La cadencia. El extrañamiento.
Lo perpetuo se reencarna en nuevos instrumentos.
El elenco. El saberse superior al fuego.
Él lo sabía y lo tenía asumido.
La araña acorralaba su presa. Hundido en la masa.
El ruido le roía . El mirar frío del genio.
El premio es material apaga la llama excelsa.
Cárcel extensa y él perdido, confundido.
Aburrido del ruido mundanal. Sumido
en su mar furioso que destruye lo vivido.

Espirales que dilatan

I

Espirales que dilatan su latido cuando mueres.
Gemidos espontáneos de animales sin instinto.
El río está apagado aunque el cielo brille tanto.
El césped que te imponen los siervos del laberinto.
Diamantes.
El rugir del líquido incesante.
Agua en la frente.
El presente, el instante.
El amor emana de la fuente, delante
del monumento al valiente en el que me siento.

II

En posesión de una verdad antigua. Reliquias
perdidas o desnudas al olvido. Ya no escribo;
reparo la herida que me han causado, libero
mi Yo enclaustrado en su ardor prohibido.
¡Ahora soy tuyo!
Solos tú y yo bajo este techo
cansado.
Somos luz y flor en este prado.
Deshazte del pesado calzado y contempla
el único esplendor que alimenta al soldado.

III

El hombre que ya ha muerto es libre.
El vivo escribe el caos y lo perpetua.
Se ha perdido
el hablar de tú a tú. El hombre actúa.
El hombre cierra todas las puertas.
El hombre solo quiere respuestas.
Evita preguntas por no verse acorralado.
La llave que te han dado abre el candado.
El hombre avergonzado carga la mentira a cuestas.

IV

Tienes miedo. Ahora gira alrededor del todo.
Sufres al girar por ver toda su belleza
Ves la tristeza del más triste de lo hombres.
Cargas con sus hombros y su tan dura proeza.
Supongo,
que el vívido temblar será más lento en su certeza.
como lo es el caminar.
Como lo es el pasear por el camino que ladea
el río dormido que despierta por momentos.

V

Designios del azar te hicieron bella.
La voz que inauguraba tu nombre divino.
Amanecí perdido bajo un edredón de estrellas,
cuando el frío
alcanzó las olas que riegan el mar.
Asesino, curandero de mil musas.
Si la quiero que me quiera
y si me hiere ¿Por quién lucha?
¿Si no puedo apresarla por qué corre?
No quiere besar los labios que la libren de ser muda.